Condenado a 40 años de cárcel por el quíntuple crimen de una familia en la tristemente célebre “casa del horror”, uno de los más espeluznantes crímenes de nuestra historia, Bruno Marabel tiene todo para ser temido, repudiado, odiado, pero ¿admirado? Pues sí, es raro pero cierto.

Con semejante historial, el condenado despierta admiración e, incluso, cuenta con una suerte de fan club en una página de Facebook, creada con su apodo y su nombre, “Bruno Cangry Marabel”.
Tras la amplia difusión del caso, entre los comentarios observados en las diferentes publicaciones, algunos resultan llamativos y hasta perturbadores. “Fuerza hermosooo”, “Hermosa foto”, “Tu belleza es alucinante”, “Me muero con uno así” y tiernos emojis de corazones y otros del tipo causaron estupor a más de uno.

Indiferente al repudio generalizado al brutal crimen que determinó su condena a la máxima sanción prevista por nuestra legislación, Marabel no solamente hace vida normal en la cárcel, sino que incluso ya tiene nueva pareja y será padre próximamente.
Consultamos con la psicóloga forense Alma Segovia para tratar de entender qué pasa por la cabeza de las personas que idolatran a una persona acusada por un crimen tan tenebroso.
La profesional comentó que este tipo de reacciones ya se habían observado en la década del 60 con el caso de Charles Manson, quien fue el líder de un culto y el cabecilla detrás del asesinato de nueve personas, entre ella la actriz Sharon Tate.

Segovia resaltó que hay quienes se sienten atraídas por esta oscuridad y recordó que la prometida que Manson tuvo en prisión (Afton Elaine Burton, de 27 años), creía que él era el “hombre más apuesto del mundo”.
“En esta última afirmación se esconde un problema muy complejo del que es valioso ser conscientes. Lo cierto es que puede haber muchos factores en juego en esta atracción que para muchos de nosotros, en un principio, es incomprensible”, indicó.

Segovia dijo que la atracción sexual hacia las personas que han cometido un crimen violento, como una violación, un asesinato o un robo armado, se denomina “hibristofilia”, término acuñado por el prominente psicólogo y sexólogo John Money en los años 50.
“Con ello describía un fenómeno que para él era patológico y que afectaba sobre todo a las mujeres heterosexuales. Como todas las parafilias, la hibristofilia define una forma de obtención del placer sexual que se desvía de lo considerado estándar”, explicó Segovia.
Comentó que la psicóloga forense Katherine Ramsland expresa que puede haber tres grandes motivaciones detrás de esta atracción: 1) Complejo de salvadora. Algunas mujeres creen que pueden usar su amor para cambiar a estos hombres y redimirlos. 2) Compasión. A algunas de ellas se les despierta el instinto maternal al ver a estos hombres y sienten la necesidad de protegerlos. 3) Infama. Una minoría de ellas busca relacionarse con asesinos para conseguir algo de fama o dinero, como la exprometida de Manson.

Finalmente, Segovia destaca que –para el sexólogo Michael Aaron– reprimir esas fantasías no es la mejor opción, sino que las mujeres que sienten este tipo de atracciones deberían acudir a un profesional que las ayude a entender por qué se sienten así y cómo remediarlo.