Las autoridades sanitarias informaron 887 fallecimientos en las últimas 24 horas y se reportaron 24.522 nuevos casos. Mientras en el mundo baja la letalidad del COVID, el país euroasiático está en su peor momento

Sanitarios en el hospital Kommunarka de Moscú.EFE/EPA/MAXIM SHIPENKOV

Rusia registró en la última jornada 887 muertes por coronavirus, el cuarto día de máximos consecutivos durante toda la pandemia, según los datos publicados este viernes por el centro operativo de lucha contra el COVID-19.

El día anterior murieron 867 pacientes, el miércoles 857 y el martes 852.

Moscú y San Petersburgo son las ciudades que más fallecidos han notificado en las últimas 24 horas, con 64 y 55, respectivamente.

Desde el inicio de la pandemia, en el país han muerto por coronavirus 208.142 personas, si bien las cifras oficiales sobre exceso de muertes durante el mismo periodo triplica este número.

Es remarcable que el porcentaje de muertes por casos confirmados ha vuelto a crecer en el país, que tiene más del doble que la media del resto del mundo en este ítem.

El porcentaje de muertes por caso en Rusia y en el resto del mundo, según Our World in Data

Según una definición más amplia de las muertes relacionadas con el coronavirus, la agencia de estadísticas Rosstat informó en agosto que en Rusia se habían producido más de 350.000 decesos.

El número de contagios también continúa creciendo, ya que entre jueves y viernes se registraron 24.522 nuevos casos en 85 regiones rusas, 634 más que la jornada anterior.

Se trata del mayor número de contagios desde el pasado 22 de julio.

Moscú. EFE/EPA/YURI KOCHETKOV/Archivo

Las autoridades atribuyen el aumento de las infecciones al hecho de que actualmente se junta la pandemia con la temporada de gripe, y al dominio de la variante delta, considerada más agresiva.

Sin embargo, también influye que, de momento, únicamente se hayan vacunado 42,3 millones con la pauta completa, de una población de 146 millones de habitantes.

Varias vacunas rusas han estado disponibles durante meses, pero las autoridades han tenido dificultades para inmunizar a una población escéptica.