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Fecha de publicacion: 2021-12-27
“Una adicción invisible”. En medio de la pandemia, surge un aumento en la adicción a las apuestas
LAS VEGAS — La última apuesta que hizo Lou Remillard fue una deportiva en línea de $2.000 en un juego de Grandes Ligas. El restaurantero de Las Vegas, de 46 años, estaba borracho, así como destrozado en ese momento, y comentó que ya no le importaba estar vivo.

Habiendo perdido esa apuesta final y enfrentándose a deudas de decenas de miles de dólares, Remillard entró por primera vez en una reunión de 12 pasos por adicción a las apuestas al día siguiente. Era el 1 de octubre de 2018.

“Esa es la fecha que me salvaguarda”, subrayó Remillard una tarde reciente desde el restaurante de crepas de su propiedad y que se encuentra a poca distancia en automóvil de Las Vegas Strip. Ese lunes acordó mantenerse sobrio, dejar de jugar y ayudar a asesorar a quienes enfrentan la misma situación.

“Todo lo que podemos hacer es ayudarnos unos a otros”, señaló, una tarea que se ha vuelto aún más difícil debido al estrés implacable de la pandemia del COVID-19.

“Mucha gente ha estado sola y luchando con su adicción”, mencionó Remillard, quien facilita las reuniones de recuperación matutinas en línea la mayoría de los días de la semana. “No están solos”.

A diferencia de las adicciones más visibles, el problema de las apuestas es bastante fácil de ocultar, sin embargo, hace que alrededor de 2 millones de estadounidenses anualmente se sientan solos, avergonzados y, en muchos casos, en quiebra.

Una encuesta reciente del National Council on Problem Gambling, una organización sin fines de lucro con sede en Washington mostró que el riesgo se ha duplicado desde el 2018. La encuesta de 2.000 personas en todo el país se centró en las actitudes y experiencias de las apuestas, tanto en línea como en los casinos.

Además, la línea de ayuda del grupo ha experimentado un marcado aumento en el uso. Hasta noviembre de este año, se recibieron 238.600 llamadas, un promedio de casi 21.700 por mes. En 2018 y 2019, el promedio mensual rondaba las 16.600 llamadas.

Líneas de ayuda similares en una docena de estados han tenido un incremento en las llamadas de jugadores de entre 20, 30 y 40 años desde la primavera de 2020, detalló Janet Miller, directora ejecutiva de Louisiana Assn. on Compulsive Gambling, que supervisa las líneas telefónicas de ayuda en los estados de todo el país.

Este mes, la Comisión de Juegos de Massachusetts informó un aumento en las personas que se excluyen voluntariamente de las salas de juego de los casinos en el estado. Desde que se lanzó el programa de “autoexclusión voluntaria” en 2015, el mismo año en que se inauguró el primer casino del estado, han participado casi 1.300 personas. Actualmente, 1.000 residentes, la mayor cantidad en cualquier momento, están inscritos en el programa.

“Este hito es significativo, pero representa un pequeño porcentaje de aquellos que luchan por controlar sus apuestas”, expresó Mark Vander Linden, director de investigación de la comisión.

Un anuncio que promociona la casa de apuestas BetMGM, una plataforma de apuestas en línea, en las afueras del New York-New York Hotel & Casino en Las Vegas. (Gary Coronado / Los Angeles Times)

Los incrementos en este tipo de adicción han sido impulsados por un gran crecimiento en las apuestas deportivas legalizadas y por la pandemia, informó Keith Whyte, director ejecutivo del Consejo Nacional de Problemas de Apuestas.

Las apuestas deportivas se dispararon en todo el país después de que una decisión de la Corte Suprema de 2018 abriera el camino para su legalización más allá de Nevada. Treinta estados y Washington, D.C., permiten ahora alguna forma de apuestas deportivas legales.

En los primeros 10 meses de 2021, las apuestas deportivas en general generaron $3.16 mil millones, más del doble de la suma del mismo período del año pasado, según el Rastreador de Ingresos de Juegos Comerciales de la American Gaming Association.

“Todos los que se benefician de las apuestas deportivas (ligas, compañías de juegos de azar, gobiernos estatales y tribales) deben invertir parte de esos ingresos en la prevención y el tratamiento de la adicción a las apuestas”, indicó Whyte, quien señaló que algunas organizaciones, incluida la NFL, han comenzado a transmitir anuncios de televisión durante los juegos que fomentan las apuestas responsables. Recientemente, la National Football League Foundation otorgó al grupo de Whyte una subvención de $6.2 millones para, entre otras cosas, mejorar las líneas de ayuda y lanzar iniciativas de comunicación que se centren en las apuestas responsables.

Incluyendo las apuestas deportivas, los casi 1.000 casinos comerciales en Estados Unidos han recaudado más de $44.15 mil millones en 2021, un récord, según la American Gaming Association. El récord anterior, establecido en 2019, fue de 43.650 millones de dólares.

El señuelo es difícil de ignorar para muchos, y con tantas opciones disponibles, el impulso a menudo puede intensificarse.

“Uno no se convierte en un jugador problemático de inmediato. Sucede con el tiempo”, detalló Alan M. Feldman, un distinguido miembro de juego responsable en la Universidad de Nevada, Las Vegas.

También es un comportamiento que comúnmente se ignora. La Asociación Estadounidense de Psiquiatría señala que solo 1 de cada 10 personas con un trastorno por las apuestas por lo general busca tratamiento.

Bea Aikens sostiene una foto de su hermana, Lanie, quien murió después de una sobredosis de drogas. Aikens, quien lucha con las apuestas, encontró los recibos del casino en el auto de Lanie. (Shaban Athuman / Para El Times)

“Como una palomilla a una luz encendida”, puntualizó Bea Aikens, quien recientemente se mudó de su casa en el área de Las Vegas a Lynchburg, Virginia, mientras continúa tratando su adicción al videopóquer. “Fue difícil. Estaba en un lugar donde me resultaba muy difícil”.

Durante años, ocultó su problema a los miembros de su familia, incluso guardó un apartado postal secreto para que no vieran las facturas acumularse. Cuando se enteraron de su adicción, explicó, no pudieron comprender completamente su intensidad.

“Con las apuestas, debido a que no estamos ingiriendo nada, la gente solo quiere decir ‘Basta’”, señaló. “Pero no es tan fácil”.

En sus 25 años de recuperación, Aikens ha asesorado a muchos otros que luchan, asistiendo regularmente a reuniones de 12 pasos para trabajar problemas con las apuestas y esforzándose para educar a las personas que no están familiarizadas con su adicción, con la esperanza de que vean que se trata de una enfermedad en lugar de una debilidad moral. Desde marzo de 2020, cuando comenzaron los cierres por la pandemia, Aikens ha visto un aumento en la cantidad de gente que busca ayuda.

“No somos adictos al dinero”, comentó. “Es el efecto de la dopamina. Es realmente una adicción invisible”.

A menudo se superpone con otras adicciones, agregó. Su hermana, Lanie, murió de una sobredosis de drogas en 2008, después de estar limpia de las apuestas durante varios años. Cuando Aikens revisó el auto de su hermana, encontró docenas de recibos del casino, y al instante se dio cuenta de que había recaído. Para honrar la memoria de su hermana y sus propias luchas, Aikens ahora comparte ambas historias cada vez que encuentra una oportunidad.

“Tenemos que correr la voz y dejar que la gente sepa que no están solos”, enfatizó.

En 2018, cuando Remillard entró en las reuniones de recuperación, Aikens estaba allí y finalmente se abrió sobre sus propias luchas.

Lou Remillard enciende una vela para los clientes que celebran un cumpleaños en su restaurante, Crepe Expectations, en Las Vegas.(Gary Coronado / Los Angeles Times)

Remillard es propietario de Crepe Expectations desde 2011. El restaurante tuvo un éxito rápido, y pronto generó ingresos considerables, que desperdició en gran medida en las apuestas. Hace unos años, mencionó, apostaba un promedio de 50.000 dólares al mes.

En el trabajo, veía partidos en televisión y realizaba apuestas deportivas online. Por la noche, se dirigía a un casino para jugar al blackjack, y a menudo se bebía un litro entero de whisky en un solo día.

Sus adicciones aumentaron y, finalmente, su esposa lo abandonó y se llevó a su hijo. La noche antes de buscar ayuda, comentó Remillard, jugó y bebió dos litros de whisky en poco más de cuatro horas. Esperaba morir.

“Cuando desperté, vivía, estaba aquí”, recordó. “Necesitaba cambiar, debía hacerlo para mí, para mi familia”.

Tenía una deuda de $250.000, pero con el apoyo de sus amigos, fue a los programas de 12 pasos y comenzó a reconstruir su vida. Intenta vivir de acuerdo con las enseñanzas, entre ellas, admitiendo que en ese momento era impotente ante su adicción a las apuestas. Ahora comparte su historia con otros jugadores compulsivos y ofrece ayuda mientras él también continúa recuperándose.

Lou Remillard en la oficina de su restaurante donde apostaba en una computadora. Ahora asiste a un programa de 12 pasos para jugadores compulsivos. (Gary Coronado / Los Angeles Times)

Aunque él y su esposa, Jennifer, se separaron, siguen siendo amigos y trabajan juntos en el restaurante, comentó Remillard. Desde el comienzo de la pandemia, ha facilitado una reunión diaria de Zoom llamada “Breakfast Club” con personas de todo el país. Algunos comparten sus experiencias y luchas diarias, otros escuchan en silencio.

“Lo que importa es que sigamos reuniéndonos”, detalló Remillard una tarde reciente dentro de su restaurante. Lleva un brazalete en donde se lee “Un día a la vez”. Se hizo un tatuaje que dice “Aceptación” en su muñeca derecha.

Cuando Remillard tuvo que despedir a gran parte de su personal durante los cierres pandémicos, él y Jennifer trabajaron muchas horas para mantener el negocio en funcionamiento. Aun así, ha hecho tiempo para sus reuniones.

Perdió a su padre en los últimos meses y, como pasatiempo, trabajó en la vieja camioneta de su papá, una Dodge Ram 2500 del 2006. Pasa gran parte de su tiempo buscando y comprando repuestos en empresas de propiedad estadounidense, como su padre hubiera querido, explicó, y arreglando la camioneta.

Lou Remillard junto a la Dodge 2500 del 2006 modificada que perteneció a su difunto padre.

(Gary Coronado / Los Angeles Times)

En los rines de los neumáticos hay escritas algunas palabras con las que vive en su sobriedad: Aceptación, fe, entrega.

“Me estoy recuperando”, enfatizó. “Sigo reuniéndome, eso es todo lo que podemos hacer”.



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